Por Nimali Fernando, MD, MPH, FAAP
"¿Puedo comer un dulce?"
"¡Quiero más dulces!"
¿Le suena familiar?
Las pautas de alimentación del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) recomiendan que los niños (y los padres) limiten el consumo de azúcar agregada a menos de un 10 % de sus calorías diarias. Sin embargo, la dieta promedio de los estadounidenses tiene un contenido tan alto de azúcar que los niños pueden exceder fácilmente ese límite muchas veces sin darse cuenta. Comer azúcar en exceso puede intensificar el deseo de consumir comidas o bebidas incluso más dulces.
En promedio, los estadounidenses obtienen alrededor del 13 % de sus calorías totales de los azúcares agregados, y las principales fuentes son las bebidas y los refrigerios endulzados con azúcar. Eso es un 3% más que el límite recomendado, según las pautas del USDA. Mientras tanto, los CDC informan que los niños y adultos jóvenes de 2 a 19 años consumen un promedio de 17 cucharaditas de azúcar agregada por día. La cantidad de calorías que un niño o un adulto joven necesita cada día depende de su nivel de actividad.
Los padres pueden romper con el ciclo de consumir azúcar en exceso con algunos cambios sencillos poco a poco.
Consejos para controlar el consumo de golosinas de su hijo en un mundo de dulces:
Evalúe el contenido de azúcar. Para saber cuánto azúcar agregado hay en los alimentos, mire la etiqueta. Las nuevas etiquetas nutricionales, actualizadas por la FDA, facilitan el seguimiento de la cantidad de azúcares agregados en los alimentos y bebidas envasados. Las etiquetas muestran los azúcares totales, compuestos tanto de azúcares naturales como los que se encuentran en una manzana, como de azúcares agregados que se usan para realzar el sabor de los alimentos. Los azúcares agregados incluyen la sacarosa y la dextrosa (que a menudo se agregan en el procesamiento de alimentos) y los edulcorantes que se envasan como productos independientes, como la miel, el azúcar de mesa y los jarabes.
La etiqueta desglosa la cantidad de azúcares añadidos que contiene un producto, a menudo en gramos: 4 gramos equivalen a 1 cucharadita. Luego, la etiqueta también brinda contexto con las pautas dietéticas del USDA, que limitan los azúcares agregados a no más de 50 gramos en una dieta diaria de 2,000 calorías. Entonces, si un producto contiene 25 gramos de azúcar, la etiqueta indicaría un 50 %. Los productos se consideran bajos en azúcares agregados si el valor diario porcentual es del 5 % o menos, y altos en azúcares agregados si es del 20 % o más.
Consulte: Cambios en la etiqueta de información nutricional: lo que los padres deben saber para más información, además de una comparación en paralelo de las etiquetas originales y las nuevas.
Descubra el azúcar oculta. Muchos alimentos que se comercializan como "alimentos saludables" en realidad pueden tener mucha azúcar agregada. Siempre revise las etiquetas de bebidas deportivas, licuados, barras proteicas y de granola y yogures. Algunos productos pueden tener de 4 a 5 cucharaditas de azúcar agregada por porción. La fruta entera es un excelente sustituto de estos productos y también se considera un postre. Si en un primer momento sus hijos evitan comerla (y lo harán), derrita un poco de chocolate amargo y permita que sus hijos unten la fruta. ¡A qué niño no le gusta el baño de chocolate! En realidad, el chocolate amargo contiene un 70 % de cacao y tiene menos de la mitad de azúcar que el chocolate con leche.
Opte por bebidas sencillas. Ofrezca leche y agua como bebidas principales para su hijo. Si bien el jugo de frutas 100 % puro puede formar parte de una dieta saludable, ofrézcalo con moderación según la edad (nada a bebés menores de 12 meses y no más de 4 onzas al día para niños de 1 a 3 años de edad y de 4 a 6 onzas para los niños entre 4 y 6 años de edad). En realidad, puede ser difícil limitar la cantidad de bebidas azucaradas una vez que los niños se acostumbran al sabor. Ofrézcales como alternativa al jugo o zumo frutas en rodajas en el agua para darle algo de sabor sin el exceso de azúcar. No permita que su hijo sorba jugo (ni cualquier otro líquido que contenga azúcar, en realidad) durante períodos prolongados. Tanto si usa un biberón, un vasito con boquilla o una taza, "bañar" los dientes (mojarlos) en líquidos azucarados puede provocar caries dentales graves.
Evite las recompensas con azúcar. Tanto en el hogar, en clase o en el campo de deportes, con demasiada frecuencia los niños son recompensados con golosinas por su buen comportamiento. Con el fin de lograr que los niños coman mejor, los padres también podrían recompensar a sus hijos con "un poco más de arvejas/chícharos" junto con una golosina. Si bien esta clase de recompensas puede funcionar a corto plazo, se convierte en un problema cuando los niños aprenden a esperar una recompensa por el comportamiento apropiado.
Cambie la cultura. Con demasiada frecuencia celebramos los días festivos, cumpleaños y otras ocasiones especiales con dulces, por lo que resulta difícil evitar los dulces. Sin embargo, los niños valoran otras "golosinas" tanto como las golosinas con azúcar. Con algo de creatividad, muchas de las celebraciones con dulces se pueden reinventar con tradiciones nuevas y más saludables. Hable con los maestros de sus niños, sus entrenadores, jefes de escuadrones de niños exploradores y otros padres para pensar en maneras de celebrar cualquier evento con más diversión y menos azúcar. Si el equipo deportivo de su hijo ofrece golosinas después de los partidos, por ejemplo, sugiérales a los entrenadores que una fruta entera puede ser una alternativa más saludable. Además, el agua común es la mejor bebida para la mayoría de los niños que participan en una actividad física habitual. El informe clínico de la AAP sobre el tema indica que los niños no deben tomar bebidas energéticas y en raras ocasiones necesitan bebidas deportivas.
Busque equilibrio. Si bien nos gustaría que nuestros hijos se mantuvieran lejos de las golosinas tanto como sea posible, también deseamos que aprendan a equilibrar todas las opciones disponibles cuando puedan tomar decisiones sobre los alimentos por sí mismos. Si mantiene las golosinas bajo llave o las prohíbe completamente, puede alimentar un deseo poco saludable por el azúcar. Muéstreles a sus hijos que un postre o una golosina ocasionales pueden formar parte de una dieta equilibrada. Dé el ejemplo con su propio comportamiento. Se pueden comer golosinas y refrigerios en porciones adecuadas y con moderación.
Al tener información sobre el consumo de azúcar y convertir las golosinas ocasionales en parte de la cultura de su familia, puede descubrir que el deseo de sus hijos de comer golosinas y refrigerios será menor y los disfrutarán de manera más consciente y equilibrada durante toda su vida.
Información adicional:
Sobre la Dra. Fernando:
Nimali Fernando, MD, MPH, FAAP es médica pediatra y
fundadora del proyecto Doctor Yum Project (en inglés), una
organización sin fines de lucro que ofrece capacitación en la cocina y
educación sobre la nutrición a las familias. También es coautora de "Cómo criar
a un niño sano que come bien" (en inglés) y es propietaria de Yum Pediatrics,
un consultorio pediátrico en Spotsylvania, Virginia, que cuenta con una cocina
y una huerta de enseñanza y que se centra en la prevención de enfermedades a
través de la educación sobre la nutrición. Sígala en Twitter en @Doctor_Yum.