Los problemas que afectan la espalda de un niño la mayoría de las veces se deben a lesiones deportivas, juegos, caídas o a algún desgaste inusual como el que se produce por cargar una mochila pesada. La rigidez y el dolor de espalda con mayor frecuencia son provocados por un desgarro muscular, una distención de ligamento o moretones. Los síntomas del dolor de espalda generalmente desaparecen en el transcurso de una semana y sin ningún tratamiento especial.
Posibles causas:
Si bien hacer ejercicio regularmente resulta beneficioso para todos los niños, en algunos atletas jóvenes el entrenamiento intensivo puede provocar lesiones por esfuerzo repetitivo acompañadas de dolor de espalda. Por ejemplo, los bailarines y los gimnastas son especialmente propensos al dolor de espalda debido al esfuerzo repetitivo. Por otro lado, los niños con una vida demasiado sedentaria (es decir, los que no se mueven mucho) pueden tener dolor de espalda debido a una debilidad de los músculos principales, a la espalda tensionada por sobrepeso o a una mala postura.
La escoliosis (una curvatura grave de la columna vertebral) es una causa posible del dolor de espalda, especialmente en niñas adolescentes. Su pediatra examina la postura de su hija durante las visitas de rutina para asegurarse de que la espalda esté derecha y esté creciendo normalmente.
La espondilosis se debe al debilitamiento de los puentes óseos que unen las vértebras y generalmente ocurre en la parte más baja de la columna vertebral. Puede causar dolor lumbar que empeora con la actividad y frecuentemente es difícil de detectar con un examen físico. Si se sospecha espondilosis, las radiografías pueden ayudar.
Cuándo llamar al pediatra:
Consulte a su pediatra si su hijo tiene dolor de espalda y es menor de 10 años o tiene:
Dolor persistente o que empeora.
Fiebre o pérdida de peso.
Dificultad para mover una extremidad.
Entumecimiento u hormigueo en una extremidad.
Pérdida del control de la vejiga o de los esfínteres.
Un cambio en la forma de caminar o en la postura.
El dolor de espalda en un niño pequeño que no ha sufrido una lesión es causa de preocupación y debe ser evaluado por un pediatra.
Información adicional: