El glaucoma es un trastorno severo de los ojos ocasionado por el aumento de la presión dentro del ojo. Puede ser debido a la sobre producción o drenaje inadecuado del líquido dentro del ojo. Si este aumento de presión dura demasiado tiempo, puede dañar el nervio óptico, provocando pérdida de la visión.
Aunque un niño puede nacer con glaucoma, esto es muy raro. Con más frecuencia se desarrolla más adelante en la vida. Mientras más pronto se detecte y trate, más probabilidades de evitar la pérdida permanente de la visión. Si ocurre cualquiera de las señales de advertencia siguientes, llame a su pediatra inmediatamente.
Lagrimeo excesivo
Sensibilidad extrema a la luz (el niño voltea la cabeza hacia el colchón o mantas para evitar la luz).
Cierra los ojos con mucha fuerza
Ojos que parecen nublados o muy prominentes
Aumento de irritabilidad
Espasmos en los párpados
Dolor persistente
El glaucoma se debe tratar quirúrgicamente para crear una ruta alterna de secreción del líquido del ojo. Cualquier niño con esta enfermedad se debe observar cuidadosamente toda la vida de manera que la presión se mantenga bajo control y el nervio óptico y la córnea no sufran daño.