Por: Robert Hayashi, MD, FAAP y Ann Marie Mojica, MD, FAAP
Las vacunas están hechas de virus o bacterias débiles o muertos que brindan a nuestro sistema inmunitario información clave para resistir las enfermedades. Cuando las vacunas ingresan al cuerpo, este responde con un aumento en la producción de proteínas llamadas anticuerpos. Estos anticuerpos ayudan a protegernos contra las infecciones.
¿Qué es la terapia inmunosupresora?
Ciertos tipos de tratamientos médicos, llamados terapia inmunosupresora, pueden debilitar la capacidad del cuerpo para protegerse contra las infecciones. Por ejemplo, la quimioterapia, los corticosteroides, la inmunoterapia y la radioterapia.
Los niños y adolescentes podrían recibir terapia inmunosupresora como parte de su
tratamiento contra el cáncer. También podrían necesitar terapia inmunosupresora después de un trasplante de médula ósea (células madre hematopoyéticas) o para el tratamiento de otras afecciones de salud, tales como enfermedades autoinmunes,
asma y enfermedades inflamatorias intestinales.
Incluso si un niño fue inmunizado o vacunado antes de la terapia inmunosupresora por su afección de salud, a veces es necesario repetir las vacunas para brindarle protección.
¿Cuándo debo vacunar a mi hijo después de la terapia inmunosupresora?
El especialista pediátrico de su hijo trabajará junto con su pediatra para decidir cuándo son necesarias las vacunas. Las pautas actualizadas para la vacunación después de finalizar la terapia inmunosupresora pueden cambiar con el tiempo, por lo que es importante hablar con los médicos que tratan a su hijo.
Sin embargo, en general, la inmunización con vacunas comienza entre 6 y 12 meses después de finalizar la terapia inmunosupresora. Esto le da al sistema inmunitario de su hijo la oportunidad de recuperarse para que pueda responder a la vacuna al producir anticuerpos protectores. Recibir las vacunas demasiado pronto podría provocar una respuesta deficiente a la vacuna. Sin embargo, retrasarse con la inmunización con vacunas podría poner al niño en riesgo de contraer infecciones.
¿Está bien recibir algunas vacunas antes o durante la terapia inmunosupresora?
Es posible que se recomienden algunas vacunas antes de la terapia inmunosupresora, tales como las vacunas neumocócicas o meningocócicas, para prevenir infecciones bacterianas graves. Otras vacunas que se administran durante la terapia contra infecciones virales peligrosas, tales como la vacuna contra la influenza (gripe) o la vacuna para el
COVID, también son de rutina.
¿En qué casos las vacunas NO ayudan con el tratamiento?
Ciertas vacunas (como, por ejemplo, las vacunas de virus vivos) solo se pueden administrar cuando el sistema inmunitario ha vuelto a la normalidad. Los ejemplos de vacunas vivas incluyen:
sarampión, paperas, rubéola (MMR) y
varicela. La recuperación total del sistema inmunitario puede variar según el tipo de terapia inmunosupresora que recibió el niño. Para recibir este tipo de vacunas, podrían pasar hasta dos años luego de finalizar la terapia inmunosupresora. Su médico podría solicitar pruebas de sangre especiales para controlar el sistema inmunitario de su hijo y ayudar a decidir qué vacunas administrar y cuándo.
Recuerde
Si bien es posible que haya algunos cambios en el calendario de vacunación de su hijo cuando recibe terapia inmunosupresora, no hay necesidad de preocuparse. El equipo de atención médica de su hijo trabajará con usted y su pediatra para analizar las recomendaciones más recientes con el fin de brindarle a su hijo la atención más actualizada.
Más información
Acerca del Dr. Hayashi
Robert Hayashi, MD es profesor de pediatría en la División de Hematología/Oncología Pediátrica y médico tratante en Hematología/Oncología y Pediatría General en St. Louis Children's Hospital.
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Acerca de la Dra. Mojica
Ann Marie Mojica, MD, FAAP es miembro de la formación posterior a la residencia de la Sección de Hematología/Oncología de la American Academy of Pediatrics. |