El aire que respiramos está lleno de polen, contaminantes y polvo. A la mayoría de los niños y adultos estos intrusos no les afectan. Sin embargo, para una gran cantidad de niños, estos contaminantes comunes pueden hacerles la vida muy desagradable.
Algunas veces es difícil saber si el problema es la fiebre del heno o un resfriado común (infección de las vías respiratorias altas). El diagnóstico con frecuencia se realiza cuando los padres buscan el consejo de su pediatra debido a un persistente “resfriado” que su hijo no puede superar.
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