Después de confirmar un diagnóstico de asma, su pediatra clasificará la gravedad de la condición de su hijo. Esta clasificación toma en cuenta la frecuencia y la gravedad de los síntomas anteriores y actuales del asma y el examen físico, y puede incluir las medidas de la función del pulmón incluyendo espirometría o mediciones de flujo respiratorio máximo. Esta información permite que su pediatra seleccione el medicamento correcto y determine la dosis correcta para mantener controlada la condición. (Consulte en “Lo que en realidad importa es el control, no la gravedad” a continuación). Al tomar una decisión sobre el nivel de gravedad del asma de un niño, la primera distinción que se debe realizar es si su hijo tiene asma intermitente (es decir, solo problemas ocasionales) o asma persistente (es decir, más que ocasional). Los pacientes con asma persistente pueden tener un asma leve, moderado o severo. A continuación se muestran los detalles sobre los 4 niveles de gravedad del asma que surgen al realizar este tipo de distinción.
Lo que en realidad importa es el control, no la gravedad
Resulta que las categorías de gravedad del asma son un poco arbitrarias y, de hecho, se crearon en realidad pensando más en adultos que en niños. Ellos solo son una guía para el médico que trata a su hijo; su médico comprende que los niveles de gravedad del asma, particularmente en niños, pueden cambiar con el tiempo, de modo que es necesario que las reevaluaciones se lleven a cabo continuamente para verificar la gravedad actual del asma de un niño individual. Además, el Instituto Nacional del Corazón, Pulmón y Sangre 2007 “Informe 3 del panel de expertos del Programa de prevención y educación nacional de asma: Lineamientos para el Diagnóstico y control del asma” plantea un punto fuerte que indica que el control total del asma de su hijo es en realidad lo más importante, no el nivel de gravedad que resulta en cualquier momento. Los ajustes del tratamiento se basan principalmente en qué tan bien controlada está el asma de su hijo cuando se evalúa en las visitas de seguimiento.
Asma intermitente
Un niño que tiene síntomas de dificultad para respirar y ataques de tos no más de 2 días a la semana se considera que tiene asma intermitente; las crisis nocturnas ocurren dos veces al mes como máximo. Fuera de estos cuantos episodios, un niño con asma intermitente no padece los síntomas del asma.
Cualquier niño con síntomas de asma con mayor frecuencia que 2 días a la semana o 2 noche al mes, en promedio, se considera que ya no tiene asma intermitente sino asma persistente. El asma persistente tiene 3 niveles de gravedad.
Asma persistente leve
En el asma persistente leve, los síntomas ocurren más de dos veces por semana pero menos de una vez al día, y las crisis puede afectar la actividad. Las crisis nocturnas ocurren con mayor frecuencia que dos veces al mes pero menos de una vez a la semana. La función del pulmón es el 80% de lo normal o más.
Asma persistente moderada
El asma se clasifica como persistente moderada si los síntomas ocurren diariamente. Las crisis ocurren y generalmente duran varios días. La tos y la dificultad para respirar pueden interrumpir las actividades normales del niño y dificultar el sueño. Las crisis nocturnas pueden ocurrir más de una vez a la semana. En el asma persistente moderada, la función del pulmón está casi entre el 60% y 80% de lo normal, sin tratamiento.
Asma persistente severa
En el asma persistente severa, los síntomas ocurren diariamente y con frecuencia. También restringen con frecuencia las actividades del niño o trastornan su sueño. La función del pulmón es menor del 60% del nivel normal sin tratamiento. El nivel severo de asma es el menos común.