Es normal que a veces los niños se sientan estresados. Es posible que tengan una reacción emocional cuando sus rutinas diarias cambian, por ejemplo, o si los adultos en sus vidas se sienten agotados. La forma en que los niños responden al
estrés depende en gran medida de su temperamento.
Un niño reservado y tímido tiene más probabilidades de estar ansioso. Cuando las cosas no cumplen con sus expectativas, puede mostrar signos tales como volverse más controlador, necesitar que las cosas sean "así" o tener grandes crisis. Un niño más intenso, impulsivo o extrovertido podría reaccionar de forma exagerada ante frustraciones menores. Es posible que utilice más su cuerpo para expresar frustración (como al empujar o golpear) o que use más insultos.
Independientemente de cómo nuestros hijos expresen sus sentimientos, puede ser aún más difícil reaccionar de manera sensible cuando nuestros tanques emocionales están bajos o nuestra mente se siente dispersa. Aquí hay algunas maneras de tratar de mantenerse anclado emocionalmente mientras ayuda a su hijo a comprender y manejar sus sentimientos:
Haga que los niños usen colores para etiquetar sus sentimientos
Las emociones son complejas. Una forma de ayudar a los niños a comprenderlas mejor es enseñándoles las "zonas de color". Los terapeutas infantiles a veces utilizan
Zones of Regulation (en inglés)
azul = triste/aburrido
verde = tranquilo/concentrado
amarillo = ansioso/juguetón/agitado
rojo = enojado/asustado/fuera de control
Identificar y clasificar los sentimientos en cuatro zonas de colores puede dar lugar a conversaciones más tranquilas cuando las emociones son intensas. Entonces, en lugar de decir algo como "¡Deja de ponerte loco!" (lo que puede hacer que los niños se sientan peor), puede decir: "¿Cómo puedes volver a la zona verde?".
Pruebe esto: Utilice la idea de las zonas de color en un pequeño y divertido proyecto de arte. Haga que los niños dibujen caras que combinen con cada zona de color, por ejemplo. Puede pegar el gráfico con cinta adhesiva en un lugar práctico como referencia.
Hable sobre sus propias zonas emocionales
Cuando se encuentre en la zona amarilla, hable de cómo se siente. Luego diga qué está haciendo para volver a la "zona verde" e invite a sus hijos a hacerlo con usted. Los niños aprenden mucho viendo a los padres y cuidadores resolver sus propios problemas emocionales.
Pruebe esto: Utilice cuentos para dormir como punto de partida para hablar sobre las emociones: las de los personajes, las suyas y las de su hijo. Considere libros como
Where the Wild Things Are (Donde viven los monstruos) y muchos otros, donde el protagonista experimenta profundas emociones de ira y frustración. Estos libros pueden ser iniciadores de conversación sobre su propia manera de abordar esos sentimientos.
Descargue su energía
Los niños suelen utilizar actividades sensoriales o movimientos corporales para canalizar sus sentimientos, como por ejemplo al saltar en un
trampolín, recibir un abrazo de oso, mirar sus libros favoritos o escuchar música. Pregúntele a sus hijos qué actividades los hacen "volver al verde".
Pruebe esto: Cuando los niños parezcan estar a punto de sentirse abrumados y frustrados, ayúdelos a hacer una pausa y respirar profundamente. Si es el tipo de niño que se calma escondiéndose en una tienda de campaña hasta que sus pensamientos se calmen, recuérdele que puede ir a este espacio. Si le encanta el movimiento físico, intente agarrar su mano y ponerlo en movimiento. Desafíelo a "seguir al líder" y luego guíelo en un desfile por la casa o el jardín con paseos extravagantes, pavoneos tontos, sacudidas y más hasta que se aclare su mente.
Canalice las emociones a través del juego imaginativo
Los niños son
especialistas en pensamiento mágico (en inglés), así que recuerde que es posible que no quieran "expresar" sus sentimientos. Es bueno etiquetar con palabras lo que cree que sienten, pero también darles algunas oportunidades para manejar sus sentimientos sin esas etiquetas. Esto puede ser dibujando, disfrazándose, jugando con muñecas o animales de peluche, o creando música que coincida con sus sentimientos.
Pruebe esto: Establezca una zona "de desahogo" donde los niños puedan expresar sus sentimientos. Podría ser tan simple como un diario en blanco donde puedan escribir o dibujar sus emociones, por ejemplo, o un bote de plastilina que puedan usar para amasar sus emociones. Otras ideas: una canasta de disfraces llena de accesorios y artículos o una caja de instrumentos musicales simples u objetos que produzcan sonido (piense en ollas, cucharas de madera y agitadores de arroz en pequeños recipientes de plástico).
Recuerde
¡Por supuesto, es más fácil prevenir los comportamientos negativos que controlarlos después de que ocurran! Intente tener un horario regular cuando sea posible. Incluya un momento especial en el que pueda apagar la televisión, dejar su
teléfono y concentrarse el uno en el otro. Las actividades en las que puedan bromear y reír también ayudan. Estas actividades también ayudarán a su bienestar.
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