La American Academy of Pediatrics (AAP) recomienda formas positivas de disciplinar a los niños, tales como reforzar las conductas positivas, establecer límites, reorientar y determinar expectativas. La AAP recomienda a los padres no golpear o dar palmadas, cachetadas, amenazar, insultar, humillar o avergonzar a los niños como métodos de disciplina.
Aquí le decimos por qué:
El castigo corporal en los niños menores de 18 meses de edad aumenta la posibilidad de lesiones físicas en los niños.
El uso continuo del castigo corporal puede conducir a conductas agresivas y altercados entre el adulto y el niño, y puede tener un efecto negativo en la relación entre padres e hijos.
El castigo corporal está ligado al aumento de la agresividad en los niños en edad preescolar y en edad escolar.
Ser víctima del castigo corporal hace mayor, no menor, la probabilidad de que el niño sea agresivo y desafiante en el futuro.
El castigo corporal está ligado al aumento de enfermedades mentales y problemas cognitivos (memoria y razonamiento).
El riesgo de proporcionar castigos corporales severos puede aumentar cuando la familia está atravesando por problemas económicos, de salud mental, violencia de pareja o abuso de sustancias.
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