Si usted tiene un hijo adoptado, está consciente de algunas diferencias; entre su familia y casi todas las demás. Seguramente se preparó para la llegada de su hijo de diferente forma; no con un embarazo de nueve meses, sino pasando por el extenso proceso legal de adopción, usualmente precedido por años de intentar quedar embarazada sin éxito. Su hijo tiene parientes de sangre afuera de su familia en algún lugar en el mundo.
Reconozca las diferencias
También reconoce que su hijo no se parece a usted en algunas cosas; es decir, sus ojos pueden ser de un color distinto, posiblemente sea de otra raza y su temperamento podría ser diferente. Es posible que él sea extrovertido y usted callado y reservado; usted más intelectual, mientras que él es más atlético y físico. Por supuesto, estas últimas son diferencias que ocurren en todas las familias, pero pueden tener un significado especial para los padres adoptivos y sus hijos.
Si adoptó a un niño mayor
Si no adopta a su hijo cuando aún es bebé, sino que lo adopta durante la edad preescolar o de escuela primaria, la formación que haya recibido antes de que se convirtiera parte de su vida podría implicar algunos problemas.
- Hay niños que no recibieron cariño, o ni siquiera nutrición o atención médica básica, en su entorno anterior.
- Otros, posiblemente fueron abusados físicamente y puede ser que tengan cicatrices emocionales de esa experiencia.
En algunos casos, mucho amor es suficiente para volver a poner a estos niños en el camino correcto; en otros casos, los niños y los miembros de la familia pueden beneficiarse de recibir asesoría con un profesional de salud mental. Las consecuencias a largo plazo de estas experiencias tempranas suelen ser difíciles de predecir.
Perspectiva
Sin importar cuáles son los motivos ni las circunstancias para la adopción, la mayoría de estos niños se adaptan bien y son felices. Sin embargo, las familias adoptivas con frecuencia se sienten diferentes y a veces socialmente aisladas. Efectivamente, estas diferencias son reales y existen problemas que son únicos para la familia adoptiva y que deben aceptarse y tratarse. Al igual que la mayoría de familias adoptivas, su propia familia puede aprender a lidiar con ellos de buena manera.