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Edades y Etapas

Entrenamiento para ir al baño para los niños con necesidades especiales.

El tema de cuándo y cómo empezar el entrenamiento para ir al baño puede ser particularmente desafiante para los padres de hijos con necesidades especiales. Si bien ningún padre desea presionar a un niño que ya enfrenta retos para desempeñarse en formas que son imposibles, el sensación de logro que se siente cuando tiene éxito es un aspecto importante del autocuidado y puede marcar una enorme diferencia en su nivel de autoestima.

Tal vez más que otros padres, los que tienen hijos con discapacidades del desarrollo, físicas o intelectuales, pueden apreciar el proceso de entrenamiento para ir al baño como una manera de seguir y celebrar el crecimiento general de un niño. En lugar de enfocarse en los errores de su hijo, que son inevitables en cualquier caso, pueden aprovechar esta oportunidad para descubrir cómo él aprende mejor y demostrarle que es capaz de progresar.

El entrenamiento para ir al baño funciona mejor cuando los padres de niños con necesidades especiales tienen acceso a la orientación, instrucción y apoyo de su pediatra, otros profesionales capacitados o grupos de apoyo. El primer paso que debe tomar es determinar si su hijo está listo para empezar.

Las señales de preparación son las mismas para su hijo que para todos los niños:

  • ¿Su hijo está consciente de la diferencia entre estar seco y estar mojado? 
  • ¿Puede mantenerse seco por al menos dos horas seguidas? 
  • ¿Puede sentir cuando necesita orinar o defecar?
  • ¿Es capaz de alcanzar el inodoro o el inodoro para entrenamiento a tiempo (tal vez con su ayuda)?
  • ¿Puede vestirse y desvestirse solo o está listo para aprender?
  • ¿Está motivado en algún nivel a dar el siguiente paso? 

Si su hijo está en una fase de resistencia, no está listo para tomar un nuevo desafío o no siente todavía la urgencia de comportarse "como otros niños" en esta manera, usted podría tomar un tiempo adicional para prepararlo mentalmente antes de empezar el proceso de entrenamiento.

Si siente que su hijo está preparado, pídale su opinión al pediatra. Él puede examinar a su hijo para ofrecer una evaluación física y tal vez ofrecer una perspectiva especial a las necesidades particulares de su hijo. También le puede proporcionar información adicional que puede necesitar antes de empezar e informarle qué tipo de equipo especial puede ser recomendable.

También es importante que se prepare emocionalmente antes de que usted y su hijo se embarquen en esta aventura. Los niños con necesidades especiales a menudo empiezan a aprender a entrenarse para ir al baño después que otros niños, completando el proceso a menudo a la edad de cinco años o incluso más. (Por supuesto, los niños con discapacidades físicas graves pueden necesitar siempre ayuda con ropa y acceso al baño). Aprender a usar el inodoro puede ser físicamente doloroso para algunos, inicialmente incomprensible para otros. Por supuesto van a ocurrir accidentes y usted va a tener que  obtener una dosis extra de paciencia y buen humor, cuando ocurran. Pida ayuda a su cónyuge, familiares o amigos antes de empezar el entrenamiento, para darle descanso periódicamente así como para ayudarle a fortalecer su moral, es una buena idea para el bien de su hijo y para el suyo propio.

Desafíos físicos

Un número de discapacidades físicas y enfermedades pueden dificultar la capacidad de su hijo para entrenarse completamente para usar el inodoro o ajustarse fácilmente al uso del baño. Si su hijo enfrenta una situación como esa, usted deberá pensar sobre cómo su discapacidad afecta cada etapa del entrenamiento para ir al baño y cómo usted puede compensar esa desventaja. Ya sea que su hijo no sea capaz de sentir la necesidad de orinar, que tenga dificultad para llegar o quedarse en un inodoro estándar o inodoro para entrenamiento o se debe ajustar o reajustar al inodoro después de usar un dispositivo de ostomía, él va a necesitar apoyo adicional de usted y de otras personas encargadas del cuidado a medida que aprende a dominar su nueva capacidad.

Dificultades visuales

Los niños con dificultades visuales y con deficiencias de la visión sufren desventajas en varias etapas del entrenamiento para ir al baño. Primero, ellos no son capaces de observar a los miembros de la familia y amigos cuando usan el inodoro, así que no pueden imitar su comportamiento. Así que muchos detalles del uso del inodoro o del inodoro para entrenamiento, en dónde está el inodoro de entrenamiento en el baño, como se orienta el cuerpo a él cuando se sienta, cómo la orina y las heces llegan al inodoro para entrenamiento, cómo uno hala y utiliza el papel higiénico, son cosas simples de entender si un niño puede observar el proceso, pero difícil si no lo puede hacer. Sin la vista para ayudarle, su hijo va a tener que confiar más en el lenguaje para entender cómo funciona el proceso. Por lo tanto, usted probablemente querrá esperar un poco más para empezar, hasta que tenga tres o cuatro años de edad (o incluso después, ya que los retrasos del idioma pueden acompañar a la ceguera) para que él pueda comprender completamente lo que le está diciendo.

Cuando esté preparado para presentarle a su hijo con dificultades de la vista el concepto del uso del inodoro, empiece por llevarlo con usted cuando usa el baño. Permítale que explore el baño y que localice el inodoro. (Asegúrese de que esté bien ventilado y con olor agradable para que él quiera regresar). Coloque sus manos en sus hombros para que pueda sentirle sentado en el inodoro, explíquele lo que está haciendo y por qué, y guíe sus manos al dispensador de papel higiénico. También enséñele la manija de descarga y el lavamanos para que se lave las manos. Una vez que ha colocado el inodoro para entrenamiento en el baño, llévelo allí y deje que se acostumbre a su presencia y manténgalo en el mismo lugar durante todo el proceso de entrenamiento para el baño. Háblele sobre el uso del inodoro en otras ocasiones también, indicándole también que la mayoría de personas que él conoce utilizan el inodoro y que el uso del inodoro es una señal de que es un niño grande que se puede cuidar solo.

Una vez que él empiece a practicar solo el uso del inodoro para entrenamiento, usted deberá de mantener el baño y el camino para llegar a él libre de obstáculos. Un inodoro para entrenamiento musical, que se activa cuando la orina llega al tazón, podría hacer más divertido el proceso de aprendizaje. Enséñele a sentir el borde interior del asiento antes de tirar del papel higiénico y, si es un niño que orina de pie en un inodoro, enséñele a posicionar su cuerpo para que no orine sobre el inodoro. Finalmente, a medida que se siente más cómodo con el uso del baño, planee llevarlo al baño en todos los lugares públicos que visiten. Si le ayuda a familiarizarse con la amplia variedad de diseños de los baños y los estilos de inodoros, le ayudará a desarrollar su autoconfianza cuando esté lejos de casa y a evitar accidentes. Y no olvide recompensar su progreso con elogios, abrazos o un pequeño regalo favorito.

Discapacidades auditivas

Los niños que son sordos o que tienen dificultad auditivapueden encontrar o no que el entrenamiento para ir al baño es desafiante, dependiendo de su capacidad para comunicarse. Un niño que ya tiene fluidez en el lenguaje por señas se puede apoyar en una combinación de observación visual y explicaciones de usted para que entienda lo que se espera de él, bastante parecido a cualquier otro niño. Los niños que todavía no tienen la capacidad de entender sus señales y signos simples, podrían no estar preparados para el entrenamiento para el baño, hasta que sean un poco mayores.

La clave para entrenarlos en estos casos es mantener el proceso simple. Cuando le introduzca al concepto, haga énfasis en lo visual: Permita que su hijo le observe (e incluso mejor a otros niños) cuando usa el baño y muéstrele libros  de ilustraciones al respecto. Elija uno con gestos y signos de los términos esenciales (orinar, hacer popó, inodoro para entrenamiento, seco, mojado y tengo ganas de ir).Utilice los gestos cada vez que usted use el baño y úselos con él también, así como señalar "mojado" (con una carita triste) cuando le cambia el pañal o se moja la ropa interior, "seco" (con una expresión de alegría) una vez que se haya cambiado y que "tenga ganas de ir" después del almuerzo cuando es momento de sentarse en el inodoro para entrenamiento. Siempre y cuando sea consistente y se adhiera a la media docena de señales que necesita, su hijo va a continuar con el uso del inodoro para entrenamiento sin más explicaciones. Cuando lo haga, asegúrese de recompensarlo con suficientes abrazos, estrellas en una tabla del inodoro para entrenamiento o incluso caramelos u otra pequeña recompensa.

Problemas de incontinencia

Algunas condiciones no tienen efecto en la capacidad del niño para entender el proceso del entrenamiento para el baño, pero hacen que para el niño sea difícil cumplirlo. Su hijo se puede frustrar cada vez más en sus esfuerzos para mantenerse seco e incluso puede dejar de intentarlo. La mejor solución para este dilema es poner a su hijo en el inodoro para entrenamiento a un horario regular. Al colocarlo en el inodoro para entrenamiento con frecuencia (recordándole más o menos cada hora que visite el baño), usted elimina la carga de tener que reconocer tantas veces al día que él debe interrumpir una actividad para atender sus necesidades físicas. Ir al baño al inicio de cada hora se puede convertir en un hábito similar a lavarse los dientes dos veces al día o recibir su insulina, liberándolo para que se concentre en otras actividades entre las visitas. 

Parálisis cerebral

Los niños con parálisis cerebral no solo tienden a ser lentos en el desarrollo del control de la vejiga, sino que pueden no tener la suficiente consciencia de la vejiga para empezar el entrenamiento para el baño a la edad de dos o tres años. Si su hijo tiene parálisis cerebral, él podría necesitar ayuda para  desarrollar una consciencia de que tiene que ir (lo que usted puede notar cuando lo ve agarrando sus genitales o moverse con ansiedad) antes de que pueda empezar el entrenamiento para el baño. Él tendrá que ser capaz de retrasar la micción hasta que esté en posición en el inodoro para entrenamiento. Él tendrá que quitarse la ropa y sostenerse solo en el inodoro para entrenamiento (con apoyo) lo suficiente para lograr el éxito. Una vez más, estos desafíos significan que por lo general es mejor esperar el inicio del entrenamiento para el baño hasta que sea mayor.

Lo más probable es que la actividad física limitada, el tono muscular sin desarrollar o los medicamentos que tienden a producir estreñimiento para su hijo con parálisis cerebral, así que preste especial atención a su dieta a medida que inicia el   proceso de entrenamiento para el baño. Asegúrese de que él está tomando suficientes líquidos e ingiriendo bastante fibra. A medida que él empieza a practicar quitarse la ropa antes de llegar al inodoro para entrenamiento, haga que le sea más fácil proporcionando ropa con cierres de velcro o pretinas elásticas flojas. (Él puede encontrar que es más fácil quitarse la ropa mientras está acostado). Debido a que él va a tener problema para apoyar la espalda, usted tendrá que proporcionarle un inodoro para entrenamiento especial con soportes en la espalda y los costados. (Los inodoros para entrenamiento diseñados para que quepan en una esquina funcionan especialmente bien, ya que el soporte de la espalda en ángulo recto sostiene al niño en posición con los hombros hacia delante, las caderas flexionadas, y las rodillas separadas). Si su hijo tiene discapacidades graves, puede empezar por sentarse en una silla con el bacín del inodoro para entrenamiento entre las rodillas. Coloque a su hijo en el inodoro para entrenamiento apoyado contra usted y sosténgalo en posición hasta que orine o tenga una evacuación. Más adelante, usted podrá cambiar a un inodoro para entrenamiento con soportes adecuados.

Espina bífida y lesiones de la médula espinal

La espina bífida, la lesión de la médula espinal o los tumores espinales crean problemas de entrenamiento para el baño para los niños pequeños similares a los que tienen parálisis cerebral, pero debido a que la mayoría de los niños con esta afección nunca desarrollan una conciencia de cuando tienen que ir, pocos pueden alguna vez utilizar completamente un inodoro. Sin embargo, puede enseñar a su hijo a eliminar la orina a través de un catéter de manera regular y a visitar el baño para evacuaciones en un horario regular. (Una dieta alta en fibra, con abundantes líquidos y alimentos servidos con un horario regular, hará que este proceso sea más fácil. Algunas veces, se requiere de un ablandador de excrementos o incluso de un supositorio o enema). Debido a que para su hijo será difícil quitarse la ropa, asegúrese de proporcionarle ropa con cierre de velcro y si es necesario, permítale acostarse para quitarse la ropa.

Los padres de niños con discapacidades físicas, tales como parálisis cerebral o espina bífida pueden llegar a estar tan distraídos por la necesidad de equipo especial o apoyo físico que descuidan los aportes cognitivos y emocionales necesarios que todos los niños necesitan para tener éxito en el entrenamiento para el baño. Mientras instala el inodoro para entrenamiento especial en el baño, no olvide hablar con su hijo sobre el uso del baño y por qué es importante, permitirle que observe cuando usted y otros usan el baño y elogiarlo y recompensarlo cuando tenga incluso un poco de éxito. Resista la tentación de dejar ir las cosas cuando él se resiste o protesta un poco, y manténgase firme sobre el horario o rutina que ha creado, a menos que la experiencia se vuelva negativa y su hijo se vuelva muy resistente. Recuerde, su progreso en este campo es especialmente significativo si este aumenta su confianza en sí mismo y lo prepara para nuevos desafíos. Proporciónele toda la información, atención y apoyo que él necesita para tener éxito.

Trastornos del comportamiento

Su experiencia con el entrenamiento para ir al baño de un niño pequeño que tiene desafíos conductuales, intelectuales o del desarrollo, dependerá en gran manera del temperamento, los patrones de comportamiento y las condiciones coexistentes del niño en particular. En este campo más que en cualquier otro, tal vez, el conocimiento del padre sobre las fortalezas, debilidades, tendencias e intereses del niño le ayudarán a través del proceso tanto como cualquier guía general.

El entrenamiento para ir al baño puede ser particularmente difícil para los padres de niños que tienen trastornos intelectuales o del desarrollo o  los que tienen desafíos del desarrollo, incluyendo los que tienen autismo, síndrome alcohólico fetal (FAS), trastorno de oposición desafiante (TOD), y, en los casos de diagnóstico temprano de trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Muchos niños con estas condiciones pueden no estar fuertemente motivados o suficientemente equipados para responder a los refuerzos sociales que funcionan tan bien con otros niños ("¡Ya eres un niño grande!"), aunque las pequeñas recompensas tangibles como caramelos o un juguete pueden ser eficaces. La mayoría encuentran que es extremadamente difícil adaptarse a cualquier cambio en la rutina. Algunos son particularmente sensibles al tacto y al estímulo sensorial y se molestan por la frecuencia en quitarse y ponerse la ropa, con la cercanía física con un adulto, y el extraño mundo del baño. Simplemente llegar a asimilar el concepto del uso del inodoro para entrenamiento puede ser complicado por el hecho de que algunos niños con trastornos de conducta, no imitan naturalmente el comportamiento de sus padres o compañeros, mientras que otros aprenden solo a través de la simple imitación o de otras manifestaciones concretas, no verbales. Tales complicaciones en el proceso de entrenamiento, significan que los esfuerzos tempranos pueden crear un alto nivel de frustración en su hijo y puede dar lugar a manifestaciones de carácter, terquedad y negativa a cooperar.

Sin embargo, casi todos los niños con estas condiciones pueden ser entrenados para ir al baño, aunque en algunos casos, el proceso puede tomar hasta un año o más. El primer paso, de nuevo, es determinar si su hijo está listo para empezar el entrenamiento. No tiene sentido empezar hasta que usted observe que él puede estar seco por una hora o más cada vez, tiene evacuaciones regulares, está consciente cuando está a punto de orinar o evacuar y no le gusta estar mojado o sucio. También es importante que el pediatra examine a su hijo, ya que podría estar en mayor riesgo de estreñimiento o diarrea, lo que puede interferir con el entrenamiento.

Una vez que se decida a empezar, observe a su hijo y considere cuidadosamente los rasgos específicos, patrones de comportamiento y obstáculos que pueden afectar su proceso de aprendizaje. Si parece que no le gusta entrar al baño, determine cuál es la causa de su molestia, ¿es el olor del desinfectante? ¿el suelo frío? ¿el ruido al descargar el inodoro? y cámbielo o neutralícelo si es posible (cambie de desinfectantes, póngale calcetines, mueva el inodoro para entrenamiento lejos del inodoro ruidoso). Si él no señala abiertamente la necesidad de orinar o defecar, ¿se detiene justo antes de la micción o aparte de eso, se comporta de una forma que le proporcionará una señal? ¿A qué hora o cuánto después de comer o beber suele orinar o defecar? ¿Qué alimentos, juguetes u otros objetos lo apasionan más? (Estos se pueden usar como recompensas tangibles para el entrenamiento para el baño, los que pueden ser más eficaces que el elogio). ¿Cómo aprende mejor, con demostraciones físicas delicadas pero firmes (colocarlo en el inodoro para entrenamiento con un horario regular), una rutina formal que contiene una serie de pasos simples y predecibles (explicar verbalmente y volver a explicar, ilustración con imágenes o enumeradas en un cuadro) o comentarios y conversaciones informales que informan sin invitar a la resistencia?

Una vez que haya hecho los ajustes necesarios en el ambiente de su hijo y en su estilo de enseñanza, es tiempo de empezar a trabajar hacia su primer éxito. A algunos padres les gusta iniciar el proceso de entrenamiento con el uso real del inodoro para entrenamiento, colocando a su hijo en el inodoro para entrenamiento a una hora probable y recompensarlo cuando lo usa. Otros, particularmente lo que tienen un hijo que se resiste a entrar en el baño, pueden querer enfocarse primero en los pasos preliminares. Ellos pueden empezar por recompensar al niño por entrar al baño, luego por acercarse al inodoro de entrenamiento o al inodoro, luego por sentarse y finalmente por utilizarlo. Para hacer el proceso más fácil y para evitar la cercanía física que su hijo podría resistir, considere dejarlo al principio solo con ropa interior o incluso sin nada de la cintura para abajo. El manejo de la ropa se puede enseñar al final del proceso, una vez que ha aceptado la rutina del baño como una parte de su día.

Es posible que su hijo se resista a adoptar este nuevo hábito. Sin embargo, es importante insistir con firmeza, pero con naturalidad en que él debe intentarlo. Cuando ocurra un accidente, señale que usted lo desaprueba pero que no castiga ni critica a su hijo por cometer un error. Si él tiene problemas de comunicación verbal, asegúrese de utilizar instrucciones básicas como "¡mojado! ¡No!" A medida que él mejora gradualmente en el uso del inodoro de entrenamiento, motivado en su mayor parte, tal vez, por la posibilidad de una recompensa tangible, el amor de su hijo por la rutina empezará a trabajar a su favor. Él va a esperar visitar el baño a horas predecibles e incluso se puede molestar si esto no ocurre. Hasta entonces, usted deberá recordarse lo difícil que este paso hacia adelante es para él. También debe pensar sobre cómo  encontrar apoyo para usted a medida que busca la paciencia que va a necesitar para tener éxito. Tanto usted como su hijo se embarcan en una tarea de desarrollo difícil.

Discapacidades intelectuales  y trastornos del desarrollo

La mayoría de niños con un retraso del desarrollo, una discapacidad intelectual o un trastorno generalizado del desarrollo (por ejemplo, autismo) se pueden entrenar para ir al baño, aunque el tiempo que toma lograr el éxito, varía de unos pocos meses a un año o más. El proceso se vuelve más fácil a medida que su hijo alcanza al menos un nivel mínimo de habilidad verbal, es capaz de manejar su ropa (tal vez con un poco de ayuda de usted), y muestra consciencia sobre la necesidad de ir al baño. A medida que introduce a su hijo al concepto del uso del inodoro para entrenamiento, asegúrese de mantener sus explicaciones bastante básicas. Empiece por revisar el estado de su pañal o pantalones más o menos cada hora y ofrézcale un comentario neutro y de una palabra cuando esté mojado ("¡mojado!"). Mueva la cabeza y luego, después de cambiarlo, sonría y diga "¡seco!". Si sus destrezas verbales son muy limitadas, podría sustituir un gesto o señal especial para las palabras mojado, seco, inodoro, ganas de ir, etc. Empiece por llevarlo al baño cuando usted tiene que ir. Después de terminar y de subirse los pantalones, sonría y diga "¡seco!". Si es posible, deje también que su hijo observe a otros niños cuando usan el baño. Él puede hacer la conexión entre él y otro niño más fácil que entre él y usted. Después de que usted termine y esté vestido, muéstrele lo feliz que está y dígale "¡seco"! Si tiene una muñeca o un animal de peluche favorito, úselo para jugar a "ir al baño" demostrándole otra vez como se usa el inodoro para entrenamiento.

Cuando él esté listo para empezar a usar el inodoro de entrenamiento, empiece por sentarlo allí con un horario regular, con bastante frecuencia al inicio (con la misma frecuencia que lo revisaba antes para ver si estaba mojado) y luego establecer gradualmente el horario a las horas en que suele evacuar. Trate de mantenerlo en el inodoro para entrenamiento durante cinco o diez minutos a la vez, acompáñelo, lea algo para él, escuchen música infantil, o asegúrese de otra manera que se queda en el lugar el tiempo necesario para tener éxito. Una vez que él orine en el inodoro para entrenamiento, dele una gran sonrisa y diga "¡orinar"! (o cualquier otra palabra que haya elegido para este evento). Ayúdele a limpiarse y luego elógielo con un feliz "¡seco!" y dele un premio. A menudo, las golosinas son eficaces y se pueden eliminar una vez que él haya sido entrenado. Eventualmente, con suficiente repetición, él va a entender la conexión.

Los niños con discapacidad intelectual  o retraso del desarrollo, se entrenan mejor para el baño un paso a la vez. No espere que su hijo aprenda a señalar o anunciar sus ganas de ir, se baje los pantalones, utilice el inodoro para entrenamiento, se limpie y se lave las manos todo a la vez, igual que sus compañeros lo harían. El entrenamiento para el baño va a funcionar mejor si se enfoca primero en el acto real de eliminación y trata con las otras destrezas más adelante. Es más importante mantenerlo motivado que lograr un éxito instantáneo.

Última actualización
11/21/2015
Fuente
Adapted from Guide to Toilet Training (Copyright © 2003 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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