Si el pediatra de su hijo ha descartado las causas físicas para los problemas de su hijo con el uso del inodoro, es momento de considerar los posibles factores ambientales. Las interacciones diarias de su hijo con usted y otros adultos, al igual que sus hermanos y compañeros, puede tener un efecto determinante en su comportamiento en el baño. Los asuntos que se enfocan en el cuidado infantil pueden crear complicaciones, por ejemplo, particularmente cuando ambos padres trabajan tiempo completo y el niño está bajo el cuidado de otros adultos durante largos períodos de tiempo.
Algunas veces la dificultad la causan las actitudes conflictivas entre los adultos involucrados en la supervisión del comportamiento en el baño. Posiblemente no tiene problema con el hecho de que su hijo de cuatro años de edad todavía no esté entrenado para usar el inodoro, mientras que su niñera está molesta por tener que cambiar pañales. O bien, puede ser que esté luchando contra una reciente racha de accidentes que le impiden mantener a su hijo en un horario regular para ir al inodoro en la casa, solo para darse cuenta de que mojó sus pantalones en la escuela porque no la enviaron al baño después del almuerzo.
Encontrar una solución a dichos problemas requiere discutir lo que está sucediendo con todos los adultos involucrados en el cuidado de su hijo. Describa cualquier problema y los planes que ha creado para resolverlos. Solicite la opinión de los otros adultos sobre estos planes y escuche sus objetivos o sugerencias. Luego llegue a un acuerdo sobre un curso de acción, que su hijo tenga una respuesta consistente a donde quiera que vaya. Idealmente, debido a que usted es el padre, su decisión deberá ser la final, pero puede haber ocasiones en las que es más práctico o productivo seguir las sugerencias de otra persona encargada del cuidado. Si el centro de atención para niños programa cinco visitas al baño al día, por ejemplo, puede programar visitas al baño de su casa en las mismas horas.
Asegúrese de dar seguimiento a dichas discusiones al pedir comentarios sobre cómo las técnicas que se usan parecen afectar a su hijo. Si se continúa resistiendo a un programa rígido para ir al baño, puede ser mejor dejar que él elija cuándo desea ir, hasta en su centro de cuidados infantiles o escuela preescolar. Si sus incidentes parecen ocurrir cuando está absorto en la hora del cuento, posiblemente puede llevarlo al baño antes de que empiece esa hora.
No importa lo vergonzoso que usted crea que es el problema de su hijo, es necesario buscar esta clase de apoyo. Puede estar seguro de que los encargados del cuidado están acostumbrados a tratar con todo desde limpiar los excrementos y la exploración genital hasta experimentos frecuentes de conversaciones con el inodoro de entrenamiento. Hay pocas cosas que su hijo puede hacer que impactarán o hasta sorprenderán a un encargado de cuidados o educador profesional. Al pedir su apoyo y consejo, puede recibir algún apoyo bien recibido de sus propios esfuerzos.
Varios hogares
Los problemas que surgen de los enfoques inconsistentes o conflictivos con el uso del baño también pueden surgir para los niños que se trasladan entre dos casas; usualmente como resultado de la separación o divorcio de los padres. Nuevamente, es determinante que se comunique con el otro padre acerca de las reglas y rutinas que trata de mantener. Dichas negociaciones pueden ser mucho más difíciles en este caso, por supuesto, ya que ambos padres tienen igual autoridad y pueden tener opiniones completamente diferentes. Aún así, es importante por el bien de su hijo que mantengan la rutina del baño lo más consistentes posibles entre los dos hogares; usando el mismo tipo de inodoro de entrenamiento cuando sea posible, por ejemplo, y mantenerlo en la misma habitación en cada casa, y responder a los nuevos desafíos como un equipo.
Viajes
Un cambio en el ambiente ocasionado por unas vacaciones u otros viajes es otra causa común de los problemas relacionados con el baño entre los niños pequeños. Los planes de viaje que requieren una interrupción en la rutina de un niño o que alejan al niño de un baño familiar o inodoro de entrenamiento, pueden crear ansiedad que luego conlleva accidentes o estreñimiento. Mientras que la mayoría de las respuestas son solo temporales y desaparecen una vez el niño se acostumbra a la nueva rutina o ha regresado a la anterior, algunas llevan a un comportamiento negativo aprendido, como retener los excrementos o retrasar la micción, lo cual toma semanas o meses corregir.
Para evitar dichas complicaciones, es mejor mantener la experiencia de su hijo con el baño mientras viaja lo más similar posible a la rutina que sigue en casa. Si está viajando en auto, considere llevar el inodoro de entrenamiento con usted. Cuando sea por avión, lleve a su hijo al baño en el aeropuerto antes de abordar el avión y traiga animales de peluche con los que esté familiarizado u otros objetos favoritos que puedan hacer que el baño público o del hotel sea menos aterrador. Planifique acompañar a su hijo al baño y espere llevarlo al baño con más frecuencia que si no estuviera viajando.