Con el inicio de los años de los grados intermedios, la escuela gradualmente se convierte en el epicentro de la vida de un joven. Es donde perfecciona las destrezas que son tan esenciales para su desarrollo general y futuro éxito, como el lenguaje, la matemática, la ciencia y los estudios sociales, incluso si no aparecen en una tarjeta de calificaciones. Estos incluyen el pensamiento crítico, la resolución de problemas, el respeto a la autoridad (y, cuando sea apropiado, desafiarla), hacer preguntas, defender posturas y aprender a llevarse bien con sus compañeros.
Este artículo se enfoca en las diversas formas en que los padres pueden ayudar a los adolescentes a ser exitosos tanto a nivel escolar como emocional. Los estudios muestran que los niños cuyas familias se interesan en su educación tienen calificaciones más altas y mejores punteos en las pruebas, faltan menos días a la escuela, terminan más tareas escolares, se comportan mejor y disfrutan más de la escuela, y tienen más probabilidad de graduarse e inscribirse en la universidad. Empecemos por ver de forma general los desafíos que su hijo adolescente enfrenta cuando pasa de la escuela primaria a la escuela intermedia y a la escuela secundaria.
Transición N.° 1: De la escuela primaria a la escuela intermedia
Así es como el primer día de escuela intermedia puede parecer para un niño:
Imagínese llegar al trabajo un lunes por la mañana para descubrir que su compañía se fusionó con otras dos. Se acomoda en su nueva oficina, pero cada cuarenta y cinco minutos suena un timbre, y lo sacan de donde está para tener que refugiarse en otra oficina.
Aunque reconoce unas cuantas caras familiares, ¿quiénes son todos estos extraños que caminan por los corredores? Y, aquí viene el jefe. Y otro, alguien a quien nunca ha conocido. Y otro. Y otro. Esto se está poniendo algo enervante.
Bueno, por lo menos tiene su trabajo como programador informático para apoyarse. Ha alcanzado un nivel de dominio y se siente razonablemente confiado en que puede manejar cualquier cosa que le venga. Entonces, ¿por qué le están dando una soldadura y gafas de protección? Usted no sabe cómo soldar. Oh. Aparentemente está a punto de aprender. ¿Qué es eso? ¿Quiere irse a casa? Pero todavía no es la hora de almuerzo.
Pasar de la escuela primaria a la escuela intermedia puede ser algo confuso al principio. Todo parece sumamente diferente: a nivel escolar, a nivel social; incluso la estructura del día cambia. Es posible que los niños enfrenten más exigencias y se sientan desorientados temporalmente. Investigaciones recabadas desde principios de la década de 1980 muestran que, en promedio, las calificaciones de los niños y las niñas bajan durante el primer año de la escuela intermedia. Eventualmente, la mayoría se adapta y sobrevive. Sin embargo, otros caen en una rutina de fracasos tan profunda, que nunca logran recuperarse. El primer paso para prevenir el “mal de la escuela intermedia” es que las madres y los padres entiendan claramente qué tan diferente es este nuevo entorno de aprendizaje y cuánto se les pide a su hijo o su hija. Comparada con la escuela primaria, la escuela intermedia ofrece menos oportunidades para tomar decisiones y discusiones en clase, con más aprendizaje por memorización. Las calificaciones adquieren más importancia; en consecuencia, los adolescentes se vuelven cada vez más conscientes de quién es un estudiante con calificaciones A y quién es un estudiante con calificaciones C.
Posiblemente la diferencia más notable es la cantidad de tareas que dejan para la casa. En el cuarto grado, uno de cada cinco estudiantes pasa de una a dos horas o más en tareas escolares; apenas la mitad termina sus tareas en menos de una hora. Para el cuarto grado, uno de cada tres estudiantes pasa de una a dos horas o más al día. Los niños que entran a la escuela intermedia encuentran que su adaptabilidad, automotivación y concentración son puestos a prueba como nunca antes.
Adaptabilidad
“En la escuela primaria”, comenta el Dr. Coleman, “un niño tiene la seguridad o de uno, dos o talvez tres maestros para todas sus materias. Ahora, de repente, tiene un maestro diferente para cada materia. Eso podría significar cinco, seis o siete diferentes estilos de enseñanza, personalidades y exigencias de organización.
“Los niños también tienen que hacer lo que llamamos transiciones cognitivas extremadamente rápido. Les toca ir, digamos, de matemática a geografía en el curso de unos pocos minutos. La necesidad de adaptarse a cada uno de estos entornos es dramática”.
Automotivación
La escuela primaria es un entorno de mucho apoyo para los niños. Empezando en la escuela intermedia, se espera que los estudiantes tomen más responsabilidad por sí mismos, que completen las tareas escolares, que tengan su propio casillero, que talvez se queden después de clases a alguna actividad extracurricular. De aquí en adelante, el éxito académico de un chico dependerá en gran parte de su deseo interior de hacer un buen trabajo. No existe ninguna cantidad de motivación externa de los padres y los maestros que pueda compensar la falta de esmero.
Concentración
Los adolescentes deben hacer malabares con todas estas nuevas exigencias en un entorno repleto de distracciones. Cada clase se llena con un grupo diferente de estudiantes. Aunque las posibilidades de hacer amistades nuevas se multiplican en una escuela más grande y más diversa, también se multiplican las oportunidades de ser rechazado. ¿Y qué materia podría competir con el drama diario de quién se junta con quién y la inevitable secuela, quién no le habla a quién? El simple hecho de encontrar su camino por los corredores del nuevo edificio puede ser abrumador al inicio.
La transición a la escuela secundaria suele ser cuando las deficiencias de atención y los trastornos del aprendizaje que han pasado desapercibidos por años finalmente se reconocen. Algunos niños son lo suficientemente inteligentes o sus discapacidades son lo suficientemente leves como para que puedan aprobar el tercer y cuarto grados -otro período académicamente crítico- y se gradúen de la escuela primaria. Pero las expectativas más altas de la escuela intermedia podrían ser la gota que derrame el vaso.
Transición N.° 2: De la escuela intermedia a la escuela secundaria
“En la escuela secundaria, los estudiantes se topan con un nivel más alto de exigencias cognitivas y logros que lo que estaban acostumbrados en la escuela intermedia”, dice el Dr. Coleman, un ex maestro de escuela. La meta de asistir a la universidad (a donde irán dos de cada tres graduados de la escuela secundaria) ya no es ahora un sueño lejano. Talvez por primera vez, los jóvenes puedan sentir la presión de tener un buen rendimiento para poder ingresar a la universidad de su elección.
Al igual que el primer año de la escuela intermedia, el primer año de la escuela secundaria marca un punto inestable en la carrera académica de un adolescente. De acuerdo con el Departamento de Educación de EE. UU., esta es más o menos la época en que los jóvenes que han estado teniendo dificultades podrían decidir abandonar la escuela. Una experiencia desagradable en el noveno grado aumenta las probabilidades de retirarse antes de la graduación.