Curiosamente, los estudiantes superdotados pueden enfrentar el mismo tipo de estrés que experimentan los adolescentes con déficit de atención. De hecho, experimentan más ansiedad y depresión que todos los otros grupos sociales de jóvenes, mientras que los niños y niñas con altos niveles de CI corren mucho riesgo de abusar las drogas.
Esto realmente no es tan sorprendente. La inteligencia no se valora tanto durante la adolescencia, se valora más adelante; esto puede aislar a estos jóvenes de sus compañeros. Sus destrezas sociales pueden atrofiarse, y no solo por estar aislados: Los niños extremadamente inteligentes gastan tanta energía al cultivar su intelecto, que descuidan su “inteligencia emocional”. Luego, está la situación práctica de estar fuera del círculo social la mayor parte del tiempo; los jóvenes superdotados pasan un promedio de trece horas a la semana perfeccionando su talento. Otros niños superdotados tienen destrezas sociales tan avanzadas que se relacionan mejor con los adultos que con sus compañeros.
Parallels between Estudiantes superdotados and those who are learning disabled don’t end there. Su potencial, medido por los exámenes de inteligencia, no siempre conlleva el éxito escolar, lamentablemente para los padres. Una razón puede ser que estos jóvenes se aburren, no explotan su curiosidad e imaginación; o, desesperados por pertenecer, pueden sabotear deliberadamente su éxito académico. Actuarán como tontos, pretendiendo no saber qué contestarle a los maestros en clase, etc.
Si estas características describen a su hijo, está en su derecho de sentirse preocupado. Existen varias maneras en que los padres pueden ayudar a un niño superdotado, tanto en casa como en la escuela:
Exija que la escuela secundaria tenga a la disposición clases avanzadas que mantengan intelectualmente estimulados a los niños y niñas superdotados y que permita que acumulen créditos universitarios.
Investigue programas de enriquecimiento extracurriculares después de la escuela o durante los fines de semana, ya sea en la escuela de su hijo o en el colegio universitario de la localidad.
Búsquele un programa de tutoría, al que asista y haga amistad con estudiantes más jóvenes que necesitan ayuda con sus tareas escolares.
Abastezca sus libreras de material de lectura que le desafíe y entretenga.
Pida al distrito escolar que le haga pruebas a su hijo para determinar si es superdotado. Aunque los niños superdotados no están protegidos bajo la ley federal como lo están los estudiantes con discapacidades de aprendizaje, la mayoría de estados tiene algún tipo de legislación que se adapta a los niños superdotados. Si un distrito escolar se niega a evaluar a su hijo para determinar si es superdotado, o si los padres no están satisfechos con el programa académico de su hijo o hija, estos pueden solicitar que un funcionario imparcial escuche su caso, de la misma forma que los padres de alumnos con problemas de aprendizaje pueden cuestionar las decisiones tomadas con respecto a IEP (plan de educación individualizada).
Sin importar cuán orgulloso se sienta de su hijo superdotado, nunca pierda la perspectiva en cuanto al hecho de que los adolescentes necesitan tener amigos y necesitan sentirse razonablemente aceptados por sus compañeros. Al mismo tiempo, motive su amor por aprender. Recuérdele que cuando esté en la universidad, entrará a un mundo en donde ser inteligente no significará ser bobo, ¡sino por el contrario!