Los alimentos como los huevos, la mantequilla, el salmón y el arenque son buenas fuentes de vitamina D. Pero distinto a otras vitaminas, la vitamina D también la produce el cuerpo de su hijo, con una pequeña ayuda de los rayos ultravioleta del sol. Cuando su hijo se expone a la luz del sol, eso ayuda a que su cuerpo sintetice la vitamina D en la piel. Y no se necesita mucho tiempo en el sol para producir cantidades adecuadas de vitamina D.
Sin embargo, no todos los niños y adolescentes reciben suficiente luz del sol, particularmente en ciertas épocas del año o en las regiones del norte de los Estados Unidos. Las nubes densas y los altos niveles de contaminación del aire pueden reducir los rayos ultravioleta que llegan a la piel. Además, las características de la piel de su hijo pueden afectar la vitamina D que su propio cuerpo produce. En particular, el pigmento de la piel es un factor importante a considerar; las personas de piel más oscura fabrican menos vitamina D que las personas cuya piel es más clara.
Tan importante como lo es el protector solar para proteger a su hijo adolescente del cáncer de piel posteriormente en la vida, este también puede interferir con los efectos positivos de la luz del sol. Hable con su pediatra para encontrar un equilibrio entre períodos breves de exposición al sol y el uso de protector solar.