La enfermedad meningocócica es una enfermedad poco frecuente y grave causada por una bacteria llamada
Neisseria meningitidis.
La bacteria se transmite de una persona a otra a través de la saliva (esputo), generalmente a través del contacto cercano (como, por ejemplo, al toser o besar a alguien). La infección puede agravarse o incluso llegar a ser mortal en cuestión de horas. Por eso es importante que sepa cómo protegerse.
Siga leyendo para conocer más sobre los síntomas, el tratamiento médico y las vacunas para prevenir la enfermedad meningocócica.
¿Por qué los adolescentes corren un mayor riesgo de contraer la enfermedad meningocócica?
Cualquier persona puede contraer la enfermedad meningocócica. Sin embargo, ciertas personas corren un riesgo mayor. Esto incluye a adolescentes y adultos jóvenes de entre 16 y 23 años. Los
estudiantes universitarios de primer año y los reclutas militares, por ejemplo, podrían ser más propensos a contraer la enfermedad meningocócica porque los gérmenes pueden transmitirse rápidamente en ambientes concurridos, tales como las residencias de estudiantes o los cuarteles militares.
Además de los adolescentes y adultos jóvenes, otras personas con mayor riesgo de contraer la enfermedad meningocócica incluyen las siguientes:
Bebés de más de 1 año, cuyos sistemas inmunitarios están aún en desarrollo.
Personas con enfermedades que debilitan el sistema inmunitario o que reciben ciertos medicamentos.
Personas que viajan a zonas o asisten a eventos con tasas altas de enfermedad meningocócica, como, por ejemplo, en las zonas del norte de África subsahariana y participantes en el Hajj.
Personas de alto riesgo expuestas a un brote de enfermedad meningocócica.
¿Qué vacunas antimeningocócicas se recomiendan para las personas jóvenes?
Existen dos
vacunas antimeningocócicas. Protegen contra casi todos (excepto uno) los tipos más comunes de la bacteria
Neisseria meningitidis (tipos A, B, C, W e Y, pero no X) que causan la enfermedad meningocócica en todo el mundo. En los Estados Unidos, los tipos B, C e Y causan la mayoría de las infecciones.
La
vacuna antimeningocócica conjugada (MenACWY) está recomendada para todos los niños entre 11 y 12 años y se administra una dosis de refuerzo a los 16 años. Si recibieron la primera dosis a los 16 años o después, no necesitan una dosis de refuerzo. La vacuna MenACWY también se recomienda a cualquier persona a partir de los 2 meses con determinadas afecciones médicas.
La
vacuna antimeningocócica contra el serogrupo B (MenB) está recomendada para todas las personas a partir de los 10 años que están en mayor riesgo de contraer infecciones por meningococos del serogrupo B. Además, cualquier persona de 16 a 23 años puede decidir vacunarse para obtener una protección a corto plazo contra los meningococos del serogrupo B. La edad recomendada es de 16 a 18 años.
(Consulte "De madre a madre: Escúchenos: la vacunación antimeningocócica B es importante", a continuación).
El médico recomendará el tipo de vacuna en función de la edad y del riesgo para la salud. Por ejemplo, muchas universidades exigen una constancia de vacunación con MenACWY en los 5 años anteriores al inicio de los estudios. Si es necesario, se pueden administrar los dos tipos de vacuna antimeningocócica en la misma visita. Por el momento, ninguna vacuna antimeningocócica ofrece protección en una sola inyección contra los cinco tipos.
La mayoría de las personas que se vacunan contra el meningococo no presentan efectos secundarios graves. Podría presentar enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección, dolor muscular o febrícula. Por lo general, estos síntomas son leves y desaparecen después de algunos días.
¿Es peligrosa la enfermedad meningocócica?
Una de cada diez personas tiene estas bacterias en la nariz y la garganta, pero nunca se enferma. En algunas personas, sin embargo, la enfermedad meningocócica puede causar la
meningitis (infección del revestimiento del cerebro y la médula espinal) y septicemia meningocócica (infección de la sangre). Estas infecciones pueden ser potencialmente mortales, a menos que se diagnostiquen y traten con prontitud.
En 2021, se notificaron 210 casos de enfermedad meningocócica en los Estados Unidos y esta tasa sigue disminuyendo. Aproximadamente, 15 de cada 100 personas con enfermedad meningocócica morirán. Uno de cada cinco sobrevivientes sufrirá discapacidades a largo plazo (tales como la pérdida de una o varias extremidades), sordera, problemas del sistema nervioso o lesiones cerebrales.
Síntomas de la enfermedad meningocócica
La enfermedad meningocócica suele confundirse con otras enfermedades, tales como la
gripe o el
resfrío común. La septicemia meningocócica y la meningitis pueden empeorar con gran rapidez, incluso a las pocas horas del inicio de los síntomas. Es importante recibir tratamiento médico de inmediato. Los signos y síntomas podrían incluir:
Fiebre (por lo general, más de 101.4 °F ó 38.6 °C)
Dolor de cabeza repentino y fuerte
Cuello rígido junto con dolor de cabeza y sensibilidad a la luz (puede indicar la forma meningocócica de la enfermedad, por lo que nunca debe ignorarse)
La septicemia meningocócica puede causar un sarpullido plano, que varía entre rosado, rojo y morado. Sin embargo, el sarpullido es más evidente en la parte inferior de las piernas y pies, y en los antebrazos y las manos
Náuseas, vómitos o diarrea
Dolores musculares generalizados
Confusión
Escúchenos: la vacunación antimeningocócica B es importante
Por Alicia Stillman, MBA, MPH y Patti Wukovits, BSN, RN, AMB-BC
Somos dos madres que perdimos trágicamente a nuestras hijas vivaces, jóvenes y sanas a causa de la meningitis B. La enfermedad meningocócica es muy peligrosa, por lo que queremos que sepan por qué es importante que los adolescentes reciban tanto la vacuna MenB como la MenACWY para evitar que se enfermen.
Antes de que a nuestras hijas se les diagnosticara meningitis B, no sabíamos que existía. Esperamos que el hecho de compartir las historias de nuestras hijas contribuya a aumentar la conciencia sobre la meningitis B y a evitar que se pierdan más vidas jóvenes.
Historia de Emily Stillman, compartida por su madre, Alicia:
A Emily le encantaba estar en el escenario desde muy pequeña. Gracias a su presencia dinámica y a su habilidad para las imitaciones, se hizo famosa entre nuestros amigos y familiares. El 31 de enero de 2013 llamó a casa desde la universidad y se quejó de dolor de cabeza. Decidimos juntas que tomara un medicamento de venta libre y que volveríamos a hablar por la mañana.
Horas más tarde, su dolor de cabeza empeoró y decidió ir al hospital. Los médicos sospecharon que se trataba de una meningitis y, a pesar del tratamiento antibiótico inmediato, Emily perdió el conocimiento debido a una hinchazón grave del cerebro y de la columna vertebral. A pesar de nuestras esperanzas, la hinchazón persistió, por lo que se declaró la muerte cerebral de Emily. El 2 de febrero de 2013, después de solo 36 horas en el hospital, Emily murió con tan solo 19 años.
Historia de Kimberley Coffey, narrada por su madre, Patti:
A los 17 años, Kim deseaba ir al baile de graduación, graduarse y cumplir su sueño de ser enfermera pediátrica. Una tarde, volvió de la escuela con dolor de cuerpo y fiebre, síntomas parecidos a los de la gripe. La mañana siguiente, me dijo que le dolía todo el cuerpo, desde las "pestañas hasta los dedos de los pies". Vi unos puntitos morados en uno de sus tobillos y, como enfermera titulada, supe inmediatamente que algo no estaba bien.
Llevé rápidamente a Kim al hospital. En cuestión de horas, su corazón y sus riñones empezaron a fallar y el sarpullido morado se extendió con rapidez. Después de que una exploración final confirmara que no tenía actividad cerebral, tuve que tomar la decisión más difícil de mi vida: retirarle a mi hermosa hija el soporte vital. Tres días antes de su graduación de la escuela preparatoria, sepultaron a Kim con el vestido del baile de graduación que no tuvo la oportunidad de ponerse.
En nuestros casos, cuando los médicos nos dijeron que nuestras hijas tenían meningitis, pensamos: "No es posible. Nuestras hijas estaban vacunadas contra la meningitis". Lo que no sabíamos, y lo que muchos siguen sin saber hoy en día, es que se necesitan dos tipos de vacunas para estar vacunados por completo contra la enfermedad meningocócica: MenACWY y MenB.
La vacuna MenB aún no estaba disponible en los EE. UU. cuando nuestras hijas la necesitaban, pero afortunadamente, ahora sí. No nos cansaremos de insistir en la importancia de aplicar ambos tipos de vacunas contra la meningitis. Comuníquese con su proveedor de atención médica para asegurarse de que sus hijos hayan recibido todas las dosis requeridas de ambas vacunas.
Alicia Stillman y Patti Wukovits son miembros del Proyecto de acción contra la meningitis B [Meningitis B Action Project]. Para obtener más información y participar, visite
meningitisbactionproject.org o envíe un correo electrónico a
info@meningitisbactionproject.org.
¿Cómo se trata la enfermedad meningocócica?
Los médicos tratarán la enfermedad meningocócica con
antibióticos de inmediato tras el diagnóstico o la sospecha de la enfermedad. Estos antibióticos podrían evitar que la enfermedad empeore cuando se administran poco después de que aparezcan los síntomas. Según la gravedad de la infección, las personas con enfermedad meningocócica podrían requerir también soporte respiratorio, medicamentos para tratar la presión arterial baja, cirugía para extirpar el tejido muerto o atención de las heridas en la piel afectada.
Cuando a una persona se le diagnostica la enfermedad meningocócica, los departamentos de salud se comunican con los contactos cercanos para asegurarse de que reciban atención médica (como por ejemplo, antibióticos).
Consejos para que los estudiantes universitarios y los reclutas militares se protejan contra la enfermedad meningocócica
Vé a tu médico y ponte al día con las vacunas antes de irte de casa.
Si piensas ir a la universidad lejos de casa o alistarte en el ejército, es importante que visites a tu pediatra para tu
control anual y para recibir las vacunas recomendadas, incluidas las
vacunas antimeningocócicas.
En la misma visita, el pediatra puede darte consejos para mantenerte sano durante tu ausencia. Tu pediatra también te indicará cuándo debes volver para recibir las dosis de refuerzo recomendadas. (Planifica con anticipación y programa tu cita de regreso durante tu próximo receso escolar).
Otras formas en las que puedes reducir el riesgo de contraer la enfermedad meningocócica son las siguientes:
Evita fumar y beber alcohol. Aunque no fumes, si estás en un ambiente de fumadores (fumador pasivo), puedes aumentar el riesgo de contraer la enfermedad meningocócica.
Fortalece tu sistema inmunitario con un estilo de vida saludable. Esto incluye dormir lo suficiente, hacer ejercicio y mantener una dieta equilibrada.
No compartas los cubiertos ni los vasos con otras personas.
Cubre tu boca cuando tosas o estornudes y
lávate las manos con frecuencia.
Averigua a quién llamar o a dónde ir si te enfermas. Familiarízate con los
servicios de salud para estudiantes de tu universidad.
Tu pediatra está a tu disposición para responder a cualquier pregunta que pudieras tener sobre tu salud. Infórmate sobre cómo comunicarte con tu médico ante cualquier duda que tengas.
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