Al ver cualquier imagen de una clase de séptimo grado, puede ser difícil creer que los rostros sonrientes (en su mayoría) pertenecen a niños de la misma edad. El niño del fondo a la izquierda parece que todavía estuviera en la escuela primaria, mientras que la niña parada al lado podría pasar por una estudiante del último año de la escuela secundaria. Varias niñas sobrepasan en altura al resto de estudiantes. La mayoría de los niños aún tiene mejillas suaves, pero pocos muestran el inicio apenas visible de patillas y bigotes. Las espinillas y otra evidencia del temible acné puede verse en muchos.
Estas diferencias no pasan inadvertidas por los mismos adolescentes. El crecimiento repentino de la pubertad se desplaza a toda marcha desde los primeros años de la adolescencia hasta los años intermedios, tiempo en el que los jóvenes luchan por la aprobación de sus compañeros. Se comparan constantemente con otros niños para medir dónde están ellos en la escala de desarrollo físico y atractivo.
No es de extrañar, entonces, que los adolescentes parezcan obsesionados con sus cuerpos y rostros en constante cambio, lo que inspira una combinación de fascinación y ansiedad. Se critican a sí mismos en el espejo del baño con la crueldad de un crítico de arte que estudia una pintura, intensamente sensitivo a imperfecciones tanto reales como imaginarias. Como padre, puede encontrarse enfrentando algunas preguntas demasiado francas:
"¿No te parece rara mi nariz? Creo que tiene algo malo".
"¿Mamá, seré alto como papá o bajito como tú?"
"Soy como... ¡muy fea! Ningún niño va a querer salir conmigo..."
"Algunos niños quieren que sus padres lo vean todo," observa la Dra. Renée Jenkins de Howard University Hospital en Washington, D.C. "Mamá y papá puede que vean esto como una estrategia para llamar la atención, pero los adolescentes necesitan mucha reafirmación de que son normales. Es importante tratar sus inquietudes con seriedad, vea cuando le piden ver y responda sus preguntas con paciencia."
El temor de los jóvenes acerca de la pubertad usualmente se origina de no saber qué esperar. Depende de los padres educarlos, o si no se siente cómodo teniendo esta conversación, encuentre a alguien que lo esté, como su pediatra, una tía o un tío, un primo mayor maduro, etc. Esto puede requerir refrescar los fundamentos del desarrollo físico del adolescente. Sin embargo, no todos los adolescentes saltan por la casa, llamando la atención por cada nuevo desarrollo físico. Algunos se sienten realmente avergonzados por estos cambios. Realizan un gran esfuerzo por ocultar sus cuerpos maduros al usar ropa floja y adoptar una postura corporal encorvada.
En lo que concierne a iniciar una conversación con un joven cohibido o desconfiado, la Dra. Marianne Felice sugiere hacer preguntas casuales, la misma técnica que usa para que los jóvenes tímidos se abran al diálogo durante las consultas.
"Podría preguntarle a una niña, '¿Has notado que uno de tus senos es ligeramente más grande que el otro?' " dice la Dra. Felice, quien es pediatra del Medical Center de la University of Massachusetts en Worcester. La joven paciente usualmente asentirá. "Luego preguntaré, '¿Te has comparado con otras niñas y preguntado si es normal?' Entonces las consuelo porque esto es muy común. Y de allí continúo al hablar acerca del avance normal y lo que pueden esperar. 'Aproximadamente en seis meses hasta dos años, probablemente comenzarás a menstruar. ¿Sabes lo que significa tener tu período?' "