“En un principio, usted espera complicaciones y momentos de atemorizantes. En cuidados intermedios, las recaídas son más sorprendentes, más decepcionantes, porque usted cree que esos tiempos han quedado atrás".
Cuando su bebé esté lo suficientemente estable como para pasar a cuidados intermedios, generalmente se considera que él está más allá de los peligros reales que pueden haber estado presentes mientras se encontraba en estado crítico. Algunas condiciones médicas pueden afectar el progreso, pero la mayoría solo causan un retroceso temporal. Raras veces, estas condiciones pueden significar una readmisión a UCIN.
Apnea y bradicardia
La apnea, la bradicardia y la desaturación ocurren a menudo en los bebés nacidos de gestación inferior a 32 semanas, y los episodios pueden continuar en la sala cuna de cuidados intermedios. El personal va a controlar la frecuencia, la intensidad y la duración de los episodios. Si su bebé no tenía apnea ni bradicardia en UCIN o si la frecuencia o intensidad de los episodios aumenta ahora, esto puede ser una señal de enfermedad. Si esto ocurre, el médico, la enfermera profesional neonatal o el asistente médico ordenarán pruebas para encontrar la causa. Si la apnea o la bradicardia son debido a la inmadurez, su bebé puede recibir medicamentos (teofilina o cafeína) para disminuir los episodios. Si su bebé empieza un medicamento, los niveles del medicamento en la sangre pueden ser revisados periódicamente. A medida que su bebé crece, el médico ajusta la dosis o le permite a su hijo superar la dosis en caso de que la apnea y la bradicardia se resuelvan. A menos que sean un efecto secundario de otra enfermedad, la apnea y la bradicardia a menudo se resuelven alrededor de la fecha original prevista de parto. Si su bebé ya está listo para ir a casa antes de esa fecha, es posible que la apnea y bradicardia leves se deban tratar antes del alta. El manejo de la situación depende de la filosofía de los neonatólogos de su bebé. Su bebé puede requerir una vigilancia continua en el hospital, puede requerir pruebas con un neumograma antes del alta, o puede ser un candidato para la vigilancia en casa o medicamentos. Si su bebé se va a casa con un monitor se le instruirá en el uso del monitor y en reanimación cardiopulmonar para bebés.
Infección
Su bebé en recuperación está propenso a muchas clases de infecciones. A pesar de las mejores precauciones del personal y los visitantes, las infecciones ocurren. Algunas infecciones, como las aftas, son menores y responden rápidamente al tratamiento. Otras pueden ser más graves.
Aftas
Su bebé podría contraer una infección por levadura que se conoce como aftas en la boca. Se ven como parches blancos y gruesos en la lengua o las encías. Estos parches no se pueden limpiar. Los bebés con aftas a menudo tienen problemas para alimentarse debido a la sensibilidad del área afectada. Las aftas por lo general se tratan con medicamentos orales.
Otras infecciones
Las señales de otras infecciones pueden incluir dificultades en la alimentación (intolerancia, vómitos, inflamación abdominal o alimentación deficiente), disminución de la actividad, aumento en la frecuencia de la apnea y bradicardia, temperatura inestable y mayor dificultad para respirar. Cuando el equipo de atención médica se entera de estas señales, es posible que le realicen a su bebé un análisis de sangre, una punción lumbar, un cultivo de orina, o rayos X para identificar la causa de la infección. Se pueden iniciar antibióticos intravenosos y dejar a su bebé NPO (sin alimentación por la boca) como medida de precaución. En raras ocasiones, el bebé puede ser trasladado de nuevo a la UCIN para asistencia respiratoria, para aumentar la vigilancia, o simplemente para los medicamentos IV. También es raro que un bebé inundado por una infección muera. Muchas infecciones responden bien al tratamiento y su bebé regresará a la normalidad en 2 o 3 días.
Hernias
Los bebés recién nacidos prematuros corren el riesgo de hernias, que es la protrusión de una parte del cuerpo (tal como un bucle de intestino) a través de una abertura o debilidad muscular inusual dentro del cuerpo. Si su bebé desarrolla una hernia, es más probable que requiera de una reparación quirúrgica.
Hernia inguinal
La hernia más común se llama hernia inguinal.Esta condición es más frecuente en varones y generalmente se presenta como un abultamiento en la ingle, especialmente después de llorar o hacer fuerza durante la defecación. A veces, las niñas tienen hernias inguinales, que causan una protuberancia o inflamación, sobre o a lo largo de los labios mayores. Por lo general, los testículos de un niño permanecen en el canal inguinal (parte alta en la ingle, no hacia abajo en la bolsa escrotal) hasta las 32 semanas de gestación. En ese momento, los testículos descienden al escroto. Pero en los bebés prematuros, parte del intestino puede empujar a través de un hueco que queda en la pared muscular en el escroto. Esto puede afectar uno o ambos lados y parece como una inflamación arriba o en el escroto. Mientras la hernia se pueda reducir (el intestino puede ser fácil y suavemente empujado hacia atrás a través de la abertura), la corrección quirúrgica inmediata no es necesaria. La cirugía para reparar la hernia puede ocurrir antes del alta o alrededor del momento en que su bebé pesa alrededor de 2 kilos (o 4 ½ libras). La cirugía también se puede posponer hasta que el niño sea mayor o requiera otra cirugía. Si la hernia queda aprisionada (atrapada en el escroto), el escroto se torna doloroso y de color azul, la cirugía inmediata es necesaria.
Hernia umbilical
Otra área donde el músculo podría no cerrar adecuadamente es alrededor del cordón umbilical. Una hernia umbilical hace que el área umbilical o el ombligo, empujen hacia afuera cuando el bebé llora. Siempre que no haya enrojecimiento o decoloración, no hay motivo de preocupación. Esta condición por lo general se corrige por si sola a medida que su bebé crece y los músculos abdominales se fortalecen o engrosan. En general, una corrección quirúrgica no se recomienda antes de los 3 a los 5 años de edad.
Reflujo gastroesofágico
Una condición conocida como reflujo gastroesofágico(GER) ocurre cuando la abertura en la entrada del estómago no ha madurado y permite que los alimentos se regrese hacia el esófago. Un bebé con GER podría vomitar 3 a 4 veces al día y pierde una cantidad significativa de sus alimentos. Se pueden presentar episodios de apnea, bradicardia y desaturación durante la alimentación, señales de malestar durante la alimentación, dificultad para digerir volumen, mala digestión y ganancia de peso deficiente. Muchos bebés prematuros muestran síntomas de GER y la mayoría lo superan a medida que alcanzan la edad de término (fecha prevista originalmente para el parto).
Una variedad de factores pueden contribuir a la disfunción de la unión en el esófago y el estómago. El reflujo puede ser causado por insuficiencia respiratoria que causa que el diafragma y los músculos abdominales trabajen más de lo debido, la colocación de un bebé sobre la espalda, contraer los músculos abdominales durante el movimiento, y grandes volúmenes de alimento que causan presión sobre la unión del esófago y el estómago. La alimentación en pequeñas cantidades con más frecuencia, la alimentación continua por una bomba (aunque los tubos de sonda nasogástrica se asocian con un aumento de los síntomas de reflujo), elevar la cabecera de la cama, o colocar al bebé boca abajo después de comer puede ayudar a aliviar esta condición. Si se utiliza la posición boca abajo se debe utilizar la vigilancia cardiorespiratoria continua y el bebé debe hacer la transición a la posición boca arriba antes del alta para reducir el riesgo de SMSI. Si la condición es grave, el tratamiento puede incluir medicamentos o cirugía. La cirugía para corregir el reflujo se llama funduplicatura.
Anemia
Mientras que su bebé se encuentra en cuidados intermedios, los recuentos sanguíneos (hematocrito o hemoglobina) se comprobarán semanalmente o cuando la situación del bebé lo requiere. Los bebés prematuros en UCIN están en riesgo de anemia (recuento bajo de glóbulos rojos) debido a que su estancia en la UCIN requiere extracción de sangre para pruebas y evaluación del tratamiento, y el sistema del cuerpo que produce las células rojas de la sangre (glóbulos rojos) es inmaduro. El crecimiento rápido también causa una disminución en los recuentos sanguíneos. Los bebés a menudo no pueden reponer su suministro de sangre lo suficientemente rápido para mantenerse al día con las pruebas de sangre necesarias en la UCIN; por lo tanto, se pueden administrar transfusiones de sangre para corregir la anemia. En algunas instituciones, se administra el medicamento Epogen (EPO) para ayudar a estimular la producción de glóbulos rojos.
La anemia puede causar niveles bajos de oxígeno y de glucosa en sangre lo que causa que los tejidos y órganos no funcionen adecuadamente. Los bebés con anemia pueden parecer pálidos y letárgicos, tener un aumento de apnea o bradicardia y no se alimentan bien. Los bebés con asistencia respiratoria pueden tener transfusiones regulares. Mantener un recuento de sangre normal es importante para mantener normales los niveles de oxígeno y permitir que se retire oportunamente el oxígeno.
La mayoría de bebés que han pasado a cuidados intermedios son capaces de mantener sus niveles de oxígeno sin ayuda para que no necesiten muchas transfusiones. En cuidados intermedios, los recuentos sanguíneos se dejan caer más abajo que cuando estaban en UCIN para estimular el propio sistema de producción de glóbulos rojos del bebé. Cuando un bebé recibe transfusiones, la producción de glóbulos rojos en la médula ósea no se estimula. Un recuento bajo de glóbulos rojos es el estímulo necesario para desencadenar la producción. Al igual que con todos los sistemas inmaduros, el funcionamiento completo toma tiempo.
Cuando la hemoglobina y el hematocrito caen, el sistema del cuerpo que produce los glóbulos rojos se estimula para reponer el abastecimiento perdido. Un análisis de sangre llamado recuento de reticulocitos (retic) muestra la cantidad de glóbulos rojos producidos en desarrollo. Si el recuento retic está dentro de los límites normales, la transfusión se va a posponer con la esperanza de que el sistema del bebé haga su trabajo. En la mayoría de bebés, el proceso se corrige por sí solo sin complicaciones. Ocasionalmente, un bebé puede recibir una transfusión una semana antes del alta. En ese caso, el consultorio de su proveedor de atención médica podría programar una prueba de laboratorio de seguimiento después del alta.