La sal de mesa se compone de sodio y cloruro, dos
químicos que son esenciales para la salud, pero solo en cantidades muy
pequeñas. El sodio y el cloruro se encuentran de manera natural en
muchos alimentos y no es necesario agregarlos a los alimentos
preparados.
Una dieta balanceada, basada en los lineamientos
alimentarios para los estadounidenses de acuerdo con el Centro de Políticas y Promoción de la Nutrición contiene más que suficiente sodio para satisfacer nuestro requerimiento diario.
Los estadounidenses en promedio comen aproximadamente de 1 a 3
cucharaditas de sal al día (lo que suma entre 2.300 y 6.900 mg de sal).
El requerimiento diario de sodio promedio es mucho menor, desde
1.200 g para niños de 4 a 8 años de edad hasta 1.500 g para niños de 9 a
18 años de edad. Estas cantidades suman aproximadamente la mitad de una
cucharadita de sal al día.
Nosotros agregamos sal a la comida por costumbre o porque hemos
aprendido a apreciar el sabor salado. Se puede agregar cantidades
moderadas de sal a la comida, pero no en cantidades excesivas ya que las
preferencias de sabor de su hijo se forman a una edad temprana; y
grandes cantidades de sodio pueden ocasionar que tengan una presión arterial alta
más adelante en la vida. Así que es importante enseñarles a los niños a
evitar la sal innecesaria. Una manera es no poner el salero en la mesa
del comedor. Pruebe los alimentos antes de agregarle sal y otros
condimentos. Al mismo tiempo, tenga en mente que la mayoría del sodio de
nuestras dieta no viene de la sal que se agrega en la mesa o mientras
está cocinando. Casi el 80 % del sodio de nuestra dieta viene de
alimentos procesados como pan, sopas, refrigerios salados, comida
rápida, comida enlatada o carnes procesadas.
Información adicional de HealthyChildren.org en español: