La incontinencia fecal o derrame fecal, conocido médicamente como encopresis en los niños mayores de cuatro años de edad, afecta a aproximadamente 1,5 por ciento de los niños pequeños en edad escolar, en la que los niños superan la cantidad de niñas en una relación de seis a uno. Dado que es mucho más raro que la micción o las fugas menores de orina, esto puede ser más incómodo para los padres y para el niño. No sólo el olor es más notable y molesto, sino que en nuestra cultura se espera que los niños mayores de dos años ya “puedan controlarse” para no ensuciar sus pantalones.
En la mayoría de casos, la incontinencia fecal no es voluntaria, pero ocurre cuando el estrés emocional, la resistencia al entrenamiento para el baño o el dolor físico durante las evacuaciones ocasionan que un niño se resista a tener evacuaciones. Esta resistencia o retención de las evacuaciones ocasiona estreñimiento lo que a su vez ocasiona el escape involuntario de las heces cuando la presión es mucha. Si esto continúa, los músculos involucrados en la expulsión de la materia fecal pueden empezar a estirarse y las sensaciones de los nervios del área disminuirán haciendo que sea más difícil que el niño sienta la necesidad de defecar. Los intestinos pueden perder su capacidad de contraer, haciendo que evacuar sea más difícil y que haya más probabilidad de ensuciar el pantalón.
En la mayoría de casos, la mejor manera para tratar el problema de la incontinencia fecal debido al estreñimiento es tratar el problema subyacente que ocasiona que su hijo se resista a tener una evacuación. Es posible que él deje de retener las heces si usted disminuye la presión para ir al baño por ejemplo o si lo acompaña mientras defeca, y a medida que sus evacuaciones se vuelvan más regulares, la incontinencia fecal puede desaparecer.
No obstante, si el problema continúa más allá de uno o dos accidentes, asegúrese de hacer una cita con el pediatra de su hijo. Él revisará el historial médico de su hijo para determinar si es posible que una afección física diferente a la retención de las evacuaciones sea la causa del escape involuntario de heces blandas. La dilatación excesiva congénita del colon o la enfermedad de Hirschsprung (una enfermedad congénita que impide que un niño tenga la sensación de tener el intestino lleno), la colitis ulcerativa, las alergias o incluso una dieta con demasiados productos lácteos o alimentos con alto contenido de grasas algunas veces pueden ocasionar el escape involuntario de las heces.
Si estas causas físicas también se han eliminado, se deben considerar razones emocionales o psicológicas. La incontinencia fecal puede ocurrir cuando un niño está ansioso o emocionalmente perturbado por algún aspecto de su vida en el que tiene poco control, como conflictos familiares, dificultades académicas o problemas con las relaciones sociales. El abuso físico o sexual también se debe tener en cuenta si el escape involuntario de heces blandas continúa.
Por supuesto, es muy probable que cualquier niño pequeño tenga este tipo de accidentes una o dos veces. Independientemente de la causa, su hijo debe saber, y necesita saber que
usted sabe, que lo que ha sucedido no es su culpa.
Al igual que con la enuresis nocturna, la situación se corrige mejor al limpiar rápidamente, evitar la vergüenza y molestia tanto como sea posible y proporcionarle la información que necesita para controlar mejor sus evacuaciones y mantener su ropa limpia. Una vez proteja los sentimientos de su hijo, puede tomar las acciones necesarias para identificar la causa subyacente, sabiendo que la solución puede tomar un poco de tiempo.