El entrenamiento para el baño es un proceso desigual, pero inevitable en la vida de casi cada niño. A los tres o cuatro años de edad, la mayoría de los niños han logrado el control de la orina durante el día y control intestinal completo (de día y de noche). La capacidad de mantenerse seco toda la noche vendrá poco después; la mayoría de niñas y más del 75 por ciento de los niños perfeccionan completamente esta capacidad alrededor de los seis años de edad.
Su hijo también, pasará más o menos de manera constante de los pañales a la ropa interior, del inodoro de entrenamiento al inodoro y de controlar sus procesos de eliminación solo durante el día a controlarlos tiempo completo. De hecho, muchos padres notan que una vez que su hijo capta el concepto de una forma de eliminación, el dominio en las otras áreas es más fácil (y en su propio horario). Pronto su hijo dirá con confianza en restaurantes y aeropuertos que necesita ir al baño, la tomará de la mano hacia el baño y usará con confianza un inodoro que no ha visto antes.
Mientras tanto, el apoyo continuo y sensibilidad que usted muestre hacia las necesidades que él tenga estimularán su progreso. A medida que él pasa de un inodoro de entrenamiento al inodoro de los adultos en casa, proporciónele un pequeño taburete si lo necesita y un asiento de inodoro de tamaño infantil. (La edad en que ocurre esta transición dependerá del interés de su hijo, de sus necesidades, de los requerimientos del entorno, como la necesidad de usar inodoros para adultos con más frecuencia cuando esté fuera de casa).
Cuando él necesite usar el inodoro fuera de casa, acompáñelo y ayúdelo, asegurándose de que siga la misma rutina (limpiarse, descargar el agua, lavarse las manos) que aprendió en casa. Considere llevar su inodoro de entrenamiento o un adaptador de asiento de inodoro para niños cuando salga de viaje, así como un cambio de ropa. También puede ayudar que le permita a su hijo que le vea usar el inodoro en estos lugares desconocidos y decirle que va a ser un niño grande cuando pueda hacer lo mismo. Antes de que empiece la escuela, asegúrese de que pueda bajarse y subirse la ropa de manera adecuada.
Esos esfuerzos por apoyar a su hijo aumentarán su confianza en el uso del baño, pero harán mucho más que eso. Le permitirán saber de muchas maneras importantes, qué tan comprometido está usted en ayudarle a aprender nuevas destrezas y adaptarse a nuevos retos.
Al permitirle desarrollarse a su propio ritmo y evitar criticarlo o juzgarlo cuando fracase y ofrecerle elogios cuando tiene éxito, le ha demostrado que se puede fijar una meta para sí mismo y alcanzarla. Al continuar enseñándole cómo manejar sus funciones personales como lo hacen los niños grandes y los adultos, usted le está ayudando a lograr su meta más grande, una mayor independencia y autocontrol.
En muchos sentidos, el éxito en el entrenamiento para el baño, no es solo una demostración de todo lo que su hijo ha aprendido en sus pocos años de vida, sino una indicación de cómo superará los desafíos y alcanzará sus metas en los próximos años.